La leche caliente ayuda a conciliar el sueño, pues contiene un aminoácido llamado triptofano que, entre otras funciones, induce el sueño. Claro que este truquito debe ir acompañado de una buena higiene de sueño, que consiste en encontrar un sitio cómodo, con buena temperatura y libre de ruidos. Así que cuando no quieran comer mejor tomen poca leche caliente y duerman.
No se puede utilizar sin restricción el aceite de oliva ya que este contiene la misma cantidad de calorías que los demás aceites. La diferencia radica en el tipo de grasa que lo compone, pues esta es muy poco saturada y evita la formación de placas en las arterias. Por esto se le considera un aceite saludable, pero no se debe abusar de su consumo, pues en exceso puede producir acumulación de calorías, que se traduce en exceso de peso.
Cocinar los alimentos en aceite aumenta la cantidad de calorías que se consumen, lo que puede ocasionar aumento de peso; además, el abuso en el consumo de alimentos fritos es el responsable de la formación de cálculos en la vesícula y de la acumulación de colesterol en las arterias.
El consumo de un huevo diario por parte de los adultos aporta a la dieta una proteína de alto valor biológico. Si se utiliza en preparaciones bajas en grasa, contribuye a aportar pocas calorías y buen valor nutritivo.
La práctica de agregar un par de huevos crudos al jugo del desayuno no sirve para nada. Para que el huevo sea nutritivo, requiere siempre cocción. Consumir huevos crudos equivale a botarlos a la basura.
Es necesario tomar leche diariamente ya que el principal aportador de calcio de la dieta son los lácteos por lo que deberemos ingerir estos productos hasta el fin de nuestras vidas, evitando lácteos ricos en grasas.
Evitar hidratos de carbono de ninguna manera es recomendable, ya que se corre el riesgo de presentar alteración en neurotransmisores cerebrales como serotonina, y desencadenar, especialmente al final de la tarde, crisis de comer compulsivo de pan, galletas, golosinas u otros alimentos ricos en hidratos de carbono y grasas.
El consumo de pan se asocia a obesidad, ya que cada pan equivale a aproximadamente 260 calorías por lo que su consumo debe ser moderado.
El chicle no baja de peso, solo desgasta el esmalte dental y provoca un efecto rebote de aumento de apetito al estimular las terminaciones nerviosas que se encuentran en nuestra cavidad bucal.
No se puede utilizar sin restricción el aceite de oliva ya que este contiene la misma cantidad de calorías que los demás aceites. La diferencia radica en el tipo de grasa que lo compone, pues esta es muy poco saturada y evita la formación de placas en las arterias. Por esto se le considera un aceite saludable, pero no se debe abusar de su consumo, pues en exceso puede producir acumulación de calorías, que se traduce en exceso de peso.
Cocinar los alimentos en aceite aumenta la cantidad de calorías que se consumen, lo que puede ocasionar aumento de peso; además, el abuso en el consumo de alimentos fritos es el responsable de la formación de cálculos en la vesícula y de la acumulación de colesterol en las arterias.
El consumo de un huevo diario por parte de los adultos aporta a la dieta una proteína de alto valor biológico. Si se utiliza en preparaciones bajas en grasa, contribuye a aportar pocas calorías y buen valor nutritivo.
La práctica de agregar un par de huevos crudos al jugo del desayuno no sirve para nada. Para que el huevo sea nutritivo, requiere siempre cocción. Consumir huevos crudos equivale a botarlos a la basura.
Es necesario tomar leche diariamente ya que el principal aportador de calcio de la dieta son los lácteos por lo que deberemos ingerir estos productos hasta el fin de nuestras vidas, evitando lácteos ricos en grasas.
Evitar hidratos de carbono de ninguna manera es recomendable, ya que se corre el riesgo de presentar alteración en neurotransmisores cerebrales como serotonina, y desencadenar, especialmente al final de la tarde, crisis de comer compulsivo de pan, galletas, golosinas u otros alimentos ricos en hidratos de carbono y grasas.
El consumo de pan se asocia a obesidad, ya que cada pan equivale a aproximadamente 260 calorías por lo que su consumo debe ser moderado.
El chicle no baja de peso, solo desgasta el esmalte dental y provoca un efecto rebote de aumento de apetito al estimular las terminaciones nerviosas que se encuentran en nuestra cavidad bucal.
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